
El rey del sushi y sashimi japonés podría desaparecer de los menús ahora que Europa se unió a Estados Unidos, el miércoles, al pronunciarse a favor de respaldar una prohibición del comercio internacional del atún rojo del Atlántico.
Las 27 naciones de la Unión Europea (UE) acordaron, a pesar de la oposición de la isla mediterránea de Malta, solicitar a un organismo de las Naciones Unidas (ONU) que se encarga de la protección de las especies en peligro de extinción que vote a favor de una veda cuando se reúna el sábado en Qatar.
Según una fuente diplomática, los grandes Estados del Mediterráneo responsables de la mitad de la captura mundial de atún rojo -Francia, España e Italia- respaldaron la decisión en una acción anticipada que ya provocó la furia de Japón, el principal consumidor de la especie en todo el mundo.
La posición de Europa es algo complicada, por el hecho de que el comercio internacional de este pescado no será prohibido antes del próximo año, en mayo, como mucho. Además, se permitirá la pesca “artesanal” de pequeña escala, no destinada a la exportación fuera del bloque comercial europeo.
Bruselas quiere que se considere en primer lugar la evidencia científica de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (ICCAT), que agrupa los países pesqueros y que ya decidió recortar la captura global admisible de 2010.
Todavía se deben “estudiar” medios para compensar a las tripulaciones de los grandes barcos que operan a escala industrial, que perderán sus medios de vida. Italia ya reclamó ayuda de la UE, luego de que este país impuso una moratoria voluntaria.
Una fuente diplomática dijo que la dificultad radica en la escala de las sumas necesarias para una compensación, que superan demasiado lo establecido para los fondos de ayuda que extiende normalmente la Comisión Europea (CE).
También advirtió que se está generando una disputa sobre qué países financiarán la ayuda para las tripulaciones de los barcos inactivos. Se espera que los tres países más grandes del Mediterráneo se encarguen de sus tripulaciones, pero la reglamentación de la UE establece que deben involucrarse los 27 Estados miembros.
Lograr un compromiso que posibilite que otros países contribuyan con algo pero que se reembolse una parte por la vía de fondos para proyectos no relacionados con la pesca, ya demostró ser problemático.
Los expertos en vida silvestre marina dicen que a pesar de las cuotas de pesca, los stocks de atún rojo colapsaron en las últimas décadas en los principales caladeros de Atlántico occidental y del Mediterráneo.
Los ambientalistas de Greenpeace y de la Fundación para la Vida Silvestre (WWF) demandan desde hace meses que se implemente una veda.
Si la medida es aprobada por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), la pregunta es si Japón –cuyos mercados pesqueros aportan la mayoría de los miles de millones de euros o dólares, en cantidades que aumentan permanentemente, necesarios para comprar la preciada especie cada año– desafiará las restricciones.
El viceministro de Pesca de Tokio, Masahiko Yamada, dijo la semana pasada que ignorarán cualquier prohibición que se establezca y advirtió que “Japón, inevitablemente, manifestará su desacuerdo” si el organismo vota a favor de frenar el comercio del atún.
Los países miembros que manifiesten “reservas” podrán mantener el comercio con otras naciones que opten también por oponerse a la veda.
En noviembre, Japón anunció que respaldaba el recorte del 40% acordado por la ICCAT para la captura de atún en 2010, de 22.000 toneladas en 2009 a 13,500 toneladas para este año.
Los ambientalistas aseguran que las flotas industriales suelen superar esos límites.
Entre otros países que se cree se oponen a la veda se encuentran Canadá y China
Para que se implemente una veda sobre el comercio de atún, la medida debe ser aprobada por dos tercios de las 175 naciones que componen la Cites